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NoticiasTrienio Jubilar 2012 - 2015

Vía Crucis con San Juan de Ávila

By 9 abril, 2014marzo 4th, 2019No Comments

La Basílica montillana ha seleccionado textos de San Juan de Ávila para ilustrar el Vía Crucis que ofrecemos a continuación, coincidiendo con la Cuaresma.

Oración inicial

Todopoderoso y sempiterno Dios,

yo protesto delante de vuestra divina majestad que nada soy y nada valgo,

y que, si algo tengo,

Jesucristo, mi Señor me lo ganó.

Bendito seáis, Señor, que me disteis tal Hijo, y bendito sea tal Hijo, que me reconcilió

con tal Padre.

Al Arcángel San Miguel pido me alcance gracia para conocer el tesoro que Jesucristo, mi Señor, me ganó.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Como era en el principio,

ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN

Jesús es condenado a muerte

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27,

22-23.26

Pilato les preguntó: «¿y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?» Contestaron todos: «¡que lo crucifiquen!»

Pilato insistió : «pues ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaban más fuerte: «¡que lo crucifiquen!» Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

De los escritos de San Juan de Ávila

Señor, si vos fueras por un camino llano, por camino que fuera agradable a los hombres, muchos os siguieran; mas viniste, Señor, a la tierra, pusiste vuestro corazón y pies en un camino tan estrecho y espinoso, que quien por allá hubiera de pasar, rastro ha de dejar de su sangre. (…) ¡Recia palabra, Señor, es seguiros; el conseguiros bien me parece, más el seguiros, el negarse, el tomar la cruz, recia palabra! (…) ¡Y que habemos de ir por este camino! ¡Cuán estrecho, Señor, lo escogiste y cuán pocos habéis de hallar que os sigan! (…)

Quiere Dios que lo amemos y sirvamos, no forzados, sino voluntariamente; y por esto dice “el que quisiere”, porque el servicio proceda de amor y no de fuerza.

(Pláticas a monjas. Zafra, monasterio de la Cruz)

Oración

“Yo, Señor, os quiero amar, aunque vos no me améis; yo os quiero buscar y enseñar buena cara, aunque vos huyáis de mí. Ámeos yo, y haced de mí lo que fuéredes servido”.

(Carta 175)

Padrenuestro

SEGUNDA ESTACIÓN

Jesús con la cruz a cuestas

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27,

27-31

Los soldados del gobernador se llevaron a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la compañía: lo desnudaron y le pusieron un manto de color púrpura y trenzando una corona de espinas se la ciñeron a la cabeza y le pusieron una caña en la mano derecha. Y doblando ante él la rodilla, se burlaban de él diciendo:

«¡Salve, Rey de los judíos!». Luego lo escupían, le quitaban la caña y le golpeaban con ella en la cabeza. Y terminada la burla, le quitaron el manto, le pusieron su ropa y lo llevaron a crucificar.

De los escritos de San Juan de Ávila

Ya sabe que no hay amor sin dolor, y mucho mayor en el de Dios, porque es más verdadero amor, el cual ha de ser probado con trabajos, como oro con fuego; y el que queda en pie aquél es el fino y el que hace que el Señor diga: “Vosotros sois los que permanecisteis conmigo en mis tentaciones; yo os dispongo el reino, como mi Padre lo dispuso a mí” (Lc 22, 28s). (…) La cruz le dan, confíe en que le dan al que se puso en ella, que Él y ella casados son; y por eso está fijado con clavos, porque sepan todos que quien a ella tiene, tiene a Él, y quien a Él quisiere llevar, ha también de llevar a ella (…). Consuélese, pues, vuestra merced en sus peregrinajes y trabajos y hágales rostro de sierva de Cristo, que pues tiene la esposa, que es la cruz, no se le negará el Esposo, que es el Crucificado.

(Carta 102. A una señora trabajada)

Oración

“Señor, ¿cómo se sufre vos pobre y yo rico, vos con trabajos y yo con descanso, vos deshonrado y yo honrado, vos con cruz y yo sin ella? ¡Quién pudiese recibir, Señor, esos azotes por vos! ¡Quién pudiese recibir esa corona! ¡Quién pudiese echar a sus cuestas esta cruz! ¡Quién perdiese la vida por vos, que me la distes, perdiendo la vuestra!”.

(Pláticas a monjas. Zafra, monasterio de la Cruz)

Padrenuestro

TERCERA ESTACIÓN

Jesús cae por primera vez

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del libro del profeta Isaías 53, 4-6

Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes.

De los escritos de San Juan de Ávila

La cruz se tomó por Él, y Él la ha ayudado a llevar hasta ahora; y si alguna vez es tan pesada que hace arrodillar, así también hizo a nuestro Señor; y no se maravillará Él que nuestra flaqueza arrodille, pues su gran fortaleza arrodilló; lo cual Él quiso hacer para que no desmayasen los flacos, cuando con el peso de los trabajos algunas veces les parece que, no pudiendo sufrir tanto, quedan atollados con tristeza y como con alguna desconfianza, y sin aquella alegría en el padecer que otras veces. Bien sabe el Señor nuestra masa, bien sabe nuestra mancha (…); no se maravilla de nuestras flaquezas, y más ama nuestra humilde confesión de nuestra falta que nuestro engreimiento con la justicia.

(Carta 97. A una señora que sentía muchos impedimentos en el servicio de Dios)

Oración

“¡Heridas tenéis, amigo, y duelen os! ¡Yo las tuviese por vos!”.

(Audi Filia II, cap. 111)

Padrenuestro

CUARTA ESTACIÓN

Jesús se encuentra con su Madre

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Lucas 2, 34-

35.51

Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Mira, éste está puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será una bandera discutida: así quedará clara la actitud de muchos corazones. Y a ti, una espada te traspasará el alma». Su madre conservaba todo esto en su corazón.

De los escritos de San Juan de Ávila

Acuérdese de los trabajos de la Virgen nuestra Señora, que en el solo trago de la pasión de su Hijo, y en aquella tan penosa vista cuando le vio llevar a justiciar con tan pesado madero a cuestas, tan desemejado que apenas le conocía, pasó más pena que todas las madres con el no ver a sus hijos. Mire cuántos tormentos sentiría la que vio delante de sus ojos pasar al que más que a sí misma amaba. ¿Qué sentiría cuando en sus brazos tuvo muerto al que conocía ser Hijo de Dios y suyo?

(Carta 88. A una señora apenada por la ausencia de un hijo)

Oración

“Señora, he aquí los malos, los cobardes, todos huimos y le dejamos; solo vos no huisteis, Señora. Todos perdimos la fidelidad; vos no la perdisteis; alcanzadnos perdón, Señora”.

(Sermón 67)

Padrenuestro

QUINTA ESTACIÓN

El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura Evangelio según San Mateo 27, 32;

16, 24

Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, llamado

Simón, y lo forzaron a que llevara la cruz.

Jesús había dicho a sus discípulos: «El que quiera venir conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga».

De los escritos de San Juan de Ávila

Muchos hay que son amigos de mesa de nuestro Señor, mas pocos de tribulación; y de estos pocos conviene que seamos si queremos ser sus amigos. Ayudémosle a beber su purga, y en aquello se verá que le queremos bien. No es pequeño negocio ser amigos de Jesucristo, y sólo el padecer declara quién es amigo fingido o verdadero. Y aunque amargue este trago, bébalo; que si mira por quién se bebe, y cuán presto se pasará y cuán grande será el galardón, sabrá muy bien, por el gran dulzor que en él hallará, y se quejará porque le dan tan poquito de él. Enséñese a amar, puesto que es amada; y sepa que aquel ama de verdad a Dios que del todo se da a Él y ninguna cosa deja de sí para sí. No haya miedo de ponerse y perderse en las manos de Dios, que todo lo que en ellas se pone queda salvo.

(Carta 88. A una señora apenada por la ausencia de un hijo)

Oración

“¡Oh, Señor y salvador mío!, por las entrañas de misericordia (Col 3, 12) que a darme tal dádiva te movieron, me de ojos y corazón para que yo lo sienta y conozca, para que me gloríe siempre en tus misericordias y cante todos los días tus alabanzas”.

(Tratado del amor de Dios)

Padrenuestro

SEXTA ESTACIÓN

La Verónica enjuga el rostro de Jesús

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del libro del profeta Isaías 53, 2-3

No tenía figura ni belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado.

Del libro de los Salmos 26, 8-9

Oigo en mi corazón: «Buscad mi rostro». Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. No rechaces con ira a tu siervo, que tú eres mi auxilio; no me deseches, no me abandones, Dios de mi salvación.

De los escritos de San Juan de Ávila

¿Qué diremos a tantas mercedes, sino hacer gracias a aquel verdadero pastor, que, porque sus ovejas no anduviesen lejos de los ojos de Dios, ofreció su faz a tantas deshonras, para que, mirándolo el Padre tan afligido y sin culpa, mirase a los culpados con ojos de misericordia, y para que traigamos nosotros en el corazón y en la boca: ‘Mira, Señor, en la faz de tu Cristo’, probando con experiencia que muy mejor nos oye Dios y nos ve, y nos inclina su oreja, que nosotros a Él?

(Audi Filia II, cap. 87)

Oración

“¡Oh hermosura tan sin falta! ¡Mostradme algún rostro vuestro para que vea la fealdad y bajeza de todo lo que antes me parecía hermoso! ¡Oh dulcedumbre tan sin amargura! ¡Oh deleite tan sin pesar! Júntame a vos con tanta firmeza, que nadie sea parte para de tal dulzura y de tales deleites desviarme, sino que ni descanso ni trabajo, ni honra ni afrenta, ni prosperidades ni adversidades, ni riqueza ni pobreza, ni deleites ni desabrimientos, ni salud ni enfermedad, ni vida ni muerte, ni cielos ni infiernos, todo no sea bastante para apartarme de vos”.

(Oración de un pecador)

Padrenuestro

SÉPTIMA ESTACIÓN

Jesús cae por segunda vez

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 1-

2.9.16

Yo soy el hombre que ha visto la miseria bajo el látigo de su furor. El me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz. Ha cercado mis caminos con piedras sillares, ha torcido mis senderos. Ha quebrado mis dientes con guijarro, me ha revolcado en la ceniza.

De los escritos de San Juan de Ávila

Para que Él vea cómo le amo, esforcémonos a padecer. No tengamos el corazón caído con la carga, mas levantémonos a padecer; y en esto enseñemos el amor que al Señor tenemos, pues no hay mayor prueba de amor que padecer por el amado.

(Carta 127. A una señora)

Oración

“¡Oh amor grande, oh amor gracioso, digno de ser gratificado con amor! Danos, Señor, a sentir con todos los santos la alteza y profundidad, la grandeza y largueza de este amor (cf. Ef 3, 18), porque por todas partes sea nuestro corazón herido y conquistado de este amor”.

(Tratado del amor de Dios)

Padrenuestro

OCTAVA ESTACIÓN

Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Lucas 23,

28-31

Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: «dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes: «Desplomaos sobre nosotros»; y a las colinas: «Sepultadnos»; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?

De los escritos de San Juan de Ávila

Piensa ella que en diciendo nuestro Señor: “Sean mías las almas”, luego se le rindieron? ¿Piensa que el amor que vuestra merced tiene a nuestro Señor y el señorío que Él tiene sobre ella le costó poco a Él? No por cierto, que su sangre derramó como un esclavo en trueque de que su alma sirviese a Él y fuese de Él. Pues así conviene hacer al alma que lo quiere alcanzar: que lo sude primero, que lo llore, que lo importune, que sufra malas palabras y aun malas obras; y todo le parecerá poco por recibirlo una vez; y si no se lo dieren, ya habrá ganado mucho en haber sufrido algo por Él; y así no sale en balde el buscar a Dios.

(Carta 125. A una señora)

Oración

“¿Quién será leño tan húmedo y frío, que viéndote a ti, árbol verde, del cual quien come vive, ser encendido en la cruz, y abrasado con fuego de tormentos que te daban y del amor con que tú padecías, no se encienda en amarte aún hasta la muerte?”.

(Audi Filia II, cap. 69)

Padrenuestro

NOVENA ESTACIÓN

Jesús cae por tercera vez

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del libro de las Lamentaciones 3, 27-32

Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su juventud. Que se sienta solitario y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que ponga su boca en el polvo: quizá haya esperanza; que tienda la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque el Señor no desecha para siempre a los humanos: si llega a afligir, se apiada luego según su inmenso amor.

De los escritos de San Juan de Ávila

Y esta sentencia tan rigurosa de la divina justicia, tu amor, Señor, la tomó por buena; y echaste sobre tus cuestas, y te hiciste cargo de todos los pecados, sin faltar uno, que todos los hombres hicieron, hacen y han de hacer desde el principio del mundo hasta que se acabe, para pagarlos tú, Señor y amador nuestro, con dolores de tu corazón.

(Audi Filia II, cap. 79)

Oración

“¡Ruégote, Dios, por quien eres, que no me des alegría sin que salga de tu cruz! ¿Para qué queremos alegrías falsas? ¿Por qué no procuraremos tener nuestro corazón tan firme en Jesucristo, que en nada piense que le va más, teniéndole a Él? ¿Para qué, Señor, quiero a mí y mis cosas, sino para ti? ¿Y cuándo me fue a mí bien sin ti, ni nada de lo que tú criaste? Todo, Señor, lo criaste tú, todo lo llevas tú”.

(Carta 206)

Padrenuestro

DÉCIMA ESTACIÓN

Jesús es despojado de sus vestiduras

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27,

33 -36

Cuando llegaron al lugar llamado Gólgota (que quiere decir «La Calavera»), le dieron a beber vino mezclado con hiel; él lo probó, pero no quiso beberlo. Después de crucificarlo, se repartieron su ropa echándola a suertes y luego se sentaron a custodiarlo.

De los escritos de San Juan de Ávila

Cuando te desnudaron la ropa de fuera, te cortaron en la cruz, como encima de mesa, otra ropa bien larga desde los pies a la cabeza, y cuerpo y manos, no habiendo en ti cosa que no estuviese teñida con tu benditísima sangre, hecho carmesí resplandeciente y precioso: la cabeza con espinas, la faz con bofetadas, las manos con un par de clavos, los pies con uno muy cruel para ti, y para nosotros dulce; y lo demás del cuerpo con tantos azotes, que no sea cosa ligera de contarlos. Quien, mirando a ti, amare a sí y no a ti, grande injuria te hace. Quien, viéndote tal, huyere de lo que a ti lo conforma, que es el padecer, no te debe perfectamente amar, pues no quiere ser a ti semejante. Y quien tiene poco deseo del padecer por ti, no te conoce con perfecto amor; que quien con éste te conoce, de amor de ti crucificado muere.

(Carta 30. A unos devotos suyos afligidos por una persecución)

Oración

“¡Oh amor sin tasa! ¡Oh bondad sin medida! ¡Oh mar de misericordia sin suelo! ¿Quién no se anegará, entrando en el abismo y profundidad de tantos secretos, ver al Señor abajarse al esclavo, el ofendido convidar con el perdón al delincuente, el rico rogar con los tesoros al pobre, el que fue en poco tenido preciar a quien le despreciaba, buscar a quien de él huía, tornar por quien le persigue y amar a quien le desama?

¿Quién negará su corazón a quien tan merecido se lo tiene?”.

(Carta 237)

Padrenuestro

UNDÉCIMA ESTACIÓN

Jesús clavado en la cruz

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 7,

37-42

Encima de la cabeza colocaron un letrero con la acusación: «Este es Jesús, el Rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda. Los que pasaban, lo injuriaban y decían meneando la cabeza: «Tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, baja de la cruz». Los sumos sacerdotes con los letrados y los senadores se burlaban también diciendo: «A otros ha salvado y él no se puede salvar. ¿No es el Rey de Israel? Que baje ahora de la cruz y le creeremos».

De los escritos de San Juan de Ávila

Aunque su amor venció a todos los amores y su dolor venció a todos los dolores, entre dolor y temor y amor quedó vencedor, para que vos creíais que, pues se entregó sin dudar en las manos y voluntad de quien sabía cuán mal le habían de tratar, que no dudará de ponerse en vuestro corazón, pues sabe que le amáis y Él mismo os dio su amor. Por tanto, amada de Jesucristo, no os quedéis en vos, pasaos a Él, perdeos en Él y entregaos en las manos de los dolores por amor de la semejanza de Él, que muy gran dicha es la vuestra en padecer por quien por vos padeció. (…) Él me amó y yo a Él; Él se entregó a la cruz por mí y yo por Él.

(Carta 226. A una religiosa)

Oración

“¡Oh cruz!, hazme lugar, y véame yo recibido mi cuerpo por ti y deja el de mi Señor. ¡Ensánchate, corona, para que pueda yo poner ahí mi cabeza! ¡Dejad, clavos, esas manos inocentes y atravesad mi corazón y llagadlo de compasión y amor!”.

(Tratado del amor de Dios)

Padrenuestro

DUODÉCIMA ESTACIÓN

Jesús muere en la cruz

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Juan 19,

19-20

Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús y estaba escrito en hebreo, latín y griego.

Del Evangelio según San Mateo 27, 45-50. 54

Desde el mediodía hasta la media tarde vinieron tinieblas sobre toda aquella región. A media tarde Jesús gritó: «Elí, Elí lamá sabaktaní», es decir: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» Al oírlo algunos de los que estaban por allí dijeron: «A Elías llama éste». Uno de ellos fue corriendo; enseguida cogió una esponja empapada en vinagre y, sujetándola en una caña, le dio de beber. Los demás decían:

«Déjalo, a ver si viene Elías a salvarlo». Jesús, dio otro

grito fuerte y exhaló el espíritu. El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios».

De los escritos de San Juan de Ávila

Eso todo, señora, cosa es que Dios usa con todos, aunque sean sus amigos, para probar si con el desamparo se aflojan en el servicio suyo y en el amor y confianza; porque cuando hay sentimientos de Él y de su amor, pocas gracias que el hombre ande confiado y diligente, porque, como dice el Contemptus mundi, “suavemente camina a quien la mano del Omnipotente lleva; mas estar en cruz y sin sentimientos ni consuelo interior ni exterior, y no por eso desconfiar ni aflojar, éste es el servir a Cristo”, que en la cruz dijo: Padre mío, ¿por qué me desamparaste? (Mt 27, 47). El cual sintió entonces este desamparo, mas no desmayó. Aunque parece que se queja, no es sino queja de regalo, no de desconfiado. Y dijo lo que sentía, para que supiesen sus siervos que si Él sentía aquel desamparo, siendo Hijo natural de Dios, no se espantasen ellos, siendo adoptivos, de pasar por donde el Señor pasó.

(Carta 229. A una persona que padecía sequedades y tentaciones)

Oración

“Espantosa cosa son mis culpas, pero más espanta el grande sufrimiento vuestro. Desmaya mi corazón viéndose anegado en tan grande profundo de torpedades; pero confía por otra parte, descubriendo en vos el agua que salió de vuestro pecho y la sangre que salió de todo vuestro cuerpo para pagar ofensas, para aplacar la ira del Padre contra pecadores, para cubrir todas las fealdades que le podrían desagradar y provocar a ira. Lávame, Señor, en tal agua, aplícame tal redención, cúbreme con tal ropa, y seré digno de parecer delante de tan limpios ojos”.

(Oración de un pecador)

Padrenuestro

DECIMOTERCERA ESTACIÓN

Jesús es bajado de la cruz y entregado a su

Madre

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27,

54-55

El centurión y sus hombres, que custodiaban a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba dijeron aterrorizados: «Realmente éste era Hijo de Dios». Había allí muchas mujeres que miraban desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para atenderle.

De los escritos de San Juan de Ávila

El mayor sacrificio que se puede hacer a Dios es ofrecerle cada uno a sí mismo; y aquel se ofrece a sí mismo que le ofrece su voluntad; y cuanto es más penoso de la nuestra voluntad, tanto es él más agradable. Entre todas las puras criaturas que le ofrecieron dones, la que mayor y más penoso le ofreció fue la Santísima Virgen María, Señora nuestra, la cual, aunque amaba tanto a su hijo, sabiendo que era la voluntad de su Eterno Padre que muriese, aunque a ella tanto le dolía, quiso negar su voluntad por conformarse con la del Padre. Cuando a alguna persona mucho le doliese ofrecer algo a Dios, acuérdese de este dolor de la Virgen y este ofrecimiento que hizo, y sosegarse ha su dolor. Y porque habemos de hablar cómo habemos de negar nuestra voluntad y seguir la de Cristo, tenemos necesidad de la gracia. Pidámosla a nuestra Señora nos la alcance, diciendo: Ave, María.

(Pláticas a monjas. Zafra, monasterio de la Cruz)

Oración

“En vuestras manos, Señora, ponemos nuestras heridas para que las curéis, pues sois enfermera del hospital de la misericordia de Dios, donde los llagados se curan. (…) Alcánzanos, Virgen santísima, gracia para que con ella y por ella merezcamos veros en la gloria”.

(Sermón 60)

Padrenuestro

DECIMOCUARTA ESTACIÓN

Jesús es puesto en el sepulcro

V /. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R /. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27,

59-61

José, tomando el cuerpo de Jesús, lo envolvió en una sábana limpia, lo puso en el sepulcro nuevo que se había excavado en una roca, rodó una piedra grande a la entrada del sepulcro y se marchó. María Magdalena y la otra María se quedaron allí sentadas enfrente del sepulcro.

De los escritos de San Juan de Ávila

Aquí podrá tomar otra lección, pensando el pago que da el mundo a los que le sirven, despidiéndoles con una mortaja; sacará de aquí lo que valen las haciendas, las rentas y los cargos, cómo todo es sueño que trae a los hombres engañados, pareciéndoles que son ricos sin serlo, pues, en recordando del sueño, se han de ver con solas las riquezas que ganaron en el alma.

(Carta 236)

Oración

“Gracias, Señor, a tu amor y bondad, que con tu muerte nos diste la vida. Y también gracias a ti, porque en tu vida guardas las nuestra, y nos tienes junto contigo en este destierro, que, si perseveramos en tu servicio, nos llevarás contigo, y nos tendrás para siempre en el cielo, donde tú estás, según tú lo dijiste: Donde yo estoy, estará mi servidor (Jn 12, 26)”.

(Audi Filia II, cap. 84)

Padrenuestro

Oración final

Sea, pues, Señor, a ti gloria, de quien todo nuestro bien nos viene, y en quien todo nuestro bien está; y sea a nosotros, y en nosotros, vergüenza por nuestra maldad e indignidad. Tú eres nuestro gozo, tú eres nuestra gloria, en la cual nos gloriamos, no vanamente, mas con mucha razón y verdad. Porque grande honra es ser amados de ti, y tan amados que te entregaste a tormentos de cruz por nosotros; por lo cual nos vienen todos los bienes. Amén.